PARTE 5: SE NECESITAN VERDADEROS SOLDADOS.
Para ingresar a cualquier ejército de una nación, primero el aspirante deberá ser probado y aprobado. Tendrá que presentar una serie de requisitos mínimos, exigidos para poder realizar con éxito la tarea que le espera; tendrá que someterse a rigurosos exámenes físicos, intelectuales, psicológicos, conocimientos en general; aun sus antecedentes civiles serán todos examinados. Después de pasar por un exhaustivo proceso, se sabrá si está capacitado o no, para alistarse. Muchos de los que ingresan, no logran pasar las pruebas.
De la misma manera, para poder integrarse a los diversos grupos de servicios en la iglesia, (esto es para servir en el ministerio), los soldados aspirantes deberán ser probados y aprobados. Cada cual tiene sus dones espirituales y talentos de parte de Dios, que serán usados para el provecho y edificación del Cuerpo de Cristo. La persona debe estar dispuesta a pasar por las pruebas, someterse a las diferentes disciplinas, y esforzarse en ser fiel en la tarea o sector que le ha sido encomendado.
A veces no estamos sirviendo en el puesto que nos gustaría, o en aquel lugar especial donde sabemos que Dios nos ha llamado; pero eso es parte del proceso del crecimiento y aprendizaje. Dios tiene un tiempo para cada persona. En el momento correcto, cada miembro será puesto en el lugar que le corresponde, para el perfecto funcionamiento del Cuerpo de Cristo.
PARTE 6: SOLDADOS DE JESUCRISTO.
Un Soldado de Jesucristo es alguien que:
– está dispuesto a poner su vida propia en riesgos de todo tipo, incluso riesgos de vida, por amor a Cristo quien lo salvó, por amor al mensaje del evangelio, por amor a las almas.
– vive en SANTIFICACIÓN permanente.
– no peca, y si cae en pecado se arrepiente inmediatamente.
– deja todo y todos por seguir a Cristo.
– recibe de brazos abiertos lo que Dios le da, aunque en el momento no le guste.
– se abstiene de todo aquello que desagrada a Dios.
– recibe toda la disciplina que sus líderes le imponen.
– cumple todas las tareas que se le asignan.
– hace sacrificios espirituales y carnales con gozo.
– no se detiene ante ningún tipo de argumento.
– reconoce que su vida no es suya, sino de Dios.
– no toma decisiones sobre sí mismo, hace lo que Dios manda.
– está dispuesto a todo enfrentamiento con las tinieblas, sin ningún tipo de temor.
– lucha para mantener su Salvación, con muchas resistencias y pruebas, además de luchar por la Salvación y mantenimiento de otras personas, conocidas o no.
– se dedica a una vida espiritual completa, que vive en el, y por el Espíritu de Dios.
Amén.
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