DIOS, LA BIBLIA Y LOS DEMONIOS
Cuando hablamos que los demonios y Dios cohabitan en el cuerpo de una persona, muchos cristianos lo reciben con asombro e incredulidad, rebatiendo tal afirmación, negándose a recibir esta verdad.
No existe en toda la escritura un versículo exacto, o específico, que afirme esta verdad.
Esta afirmativa se recibe únicamente por el conocimiento del contexto bíblico, que nos lleva a una interpretación y conclusión, sobre lo que Dios testifica y enseña.
Los cuatro Evangelios muestran la obra y el testimonio de Jesús. En ellos aprendemos muchas verdades de cómo es la actividad satánica, en los incrédulos y en los creyentes.
Asimismo, aprendemos del testimonio de la iglesia primitiva, en el libro de los Hechos, y en las cartas de los Apóstoles, que componen el Nuevo Testamento.
Cuando nos enfrentamos a los demonios en nuestras iglesias, debemos actuar conforme el ejemplo bíblico de Jesús, los discípulos, y los apóstoles.
La Biblia es un libro espiritual, y debe estudiarse en contexto y con la guía del Espíritu Santo, esto significa que se ha de entender y discernir espiritualmente.
LA CONDICIÓN TRIPARTITA DEL HOMBRE.
Génesis 2:7.
Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra (cuerpo), y sopló en su nariz aliento de vida (espíritu), y fue el hombre un ser viviente (alma).
Dios hizo el hombre a su imagen y semejanza. Tanto Dios como el hombre son seres tripartitos, que quiere decir: formado por tres partes. En el caso de Dios, se entiende que está formado por la Divina Trinidad. Las tres partes de la Divina Trinidad son: Dios PADRE, Dios HIJO, y Dios ESPÍRITU SANTO.
1º Juan 5:7.
Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo;
y estos tres son uno.
El hombre también está formado por una trinidad, y estas partes son: ESPÍRITU, ALMA, y CUERPO.
1º Tesalonicenses 5:23.
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Asimismo, Jesucristo tiene un ministerio tripartito, para suplir la necesidad tripartita del hombre: SALVACIÓN, LIBERACIÓN, y SANACIÓN. Todos están en perfecta armonía y relacionados entre sí.
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