CÓMO LIMPIAR LA FUENTE
- DECISIÓN
Como ya mencionamos, este proceso de convertir aguas amargas en aguas dulces requiere de mucho esfuerzo, voluntad y dedicación. El Espíritu Santo ayudará a provocar el movimiento de las aguas y estará todo el tiempo trabajando y guiando en la limpieza de la fuente (el corazón). Pero primeramente debemos DETENER el fluir de las aguas amargas, antes de cualquier otra cosa que hagamos. Tenemos que aplicar nuestro Libre Albedrío, esto es una cuestión de determinación y principios cristianos: tomar una decisión y mantenerse en ella sin desviarse ni desmayar. Estar decidido a hacerlo y no detenerse hasta lograrlo.
- ARREPENTIMIENTO
Aquí activamos por la oración a Dios, la CONVICCIÓN DE PECADO, que nos llevará al arrepentimiento. La persona debe estar arrepentida de sus acciones pecaminosas con su lengua y debe pedir perdón a Dios. Debe entender y ser consciente de la maldad que está haciendo hacia otros y hacia su propia persona al proferir maldiciones o maldades, tiene que saber que Dios no se agrada de sus actos y necesita urgentemente cambiar de actitud.
- PERDÓN
Ahora accionamos el proceso de convertir aguas amargas en aguas dulces. El dispositivo que abre las compuertas del corazón y acciona las aguas amargas tiene muchos nombres: soledad, rencor, murmuración, envidia, venganza, contienda… El dispositivo que abre las compuertas del corazón y acciona las aguas dulces es uno solo y se llama PERDÓN.
Un corazón que no perdona es un corazón perverso, estancado, sucio… un corazón que necesita el toque de las aguas divinas, el Agua de Vida (fluir del Espíritu Santo) que Jesucristo ofrece para salvación, sanidad y restauración. Perdonar significa declarar la obra de Dios en el corazón, es dejar que Dios quite el dolor, sane las heridas y arregle el daño. Perdonar es ser libre de cadenas, de recuerdos, de traumas y dolores extremos. Cuando una persona perdona ella queda libre de ese gran peso en su alma, y al romper esa cadena también se libera (se suelta) la otra persona. Al salir la espina, se cierra la llaga, se sana y ya no duele más. Este proceso puede ser muy rápido o demorado, según la disposición que cada persona tiene para perdonar.
- RENUNCIAR A LAS MALAS PALABRAS
Por lo general, una persona sin disciplina ni santidad, primero habla y después piensa. Le enseño aquí una oración que no falla: «Señor, cada vez que yo diga algo que no te agrada, haz que me muerda la lengua. Amén.» Le aseguro que muy pronto usted aprenderá a pensar antes de hablar. En este paso del proceso, uno se propone no alimentar más la fuente de la amargura y dar un basta a esas maldades, cueste lo que cueste, evitar-resistir-no permitir más ese tipo de manifestaciones de los deseos de la lengua y expresiones del corazón. Renunciar a las maldiciones, renunciar a toda palabra mala, renunciar a la mentira, la jactancia, la calumnia, la vanagloria, etc. esto significa renunciar a todos los pecados de la lengua. Si necesita ayuda de los ministros o del grupo de intercesores de su iglesia para asesorarlo y apoyarlo en esa batalla, búsquelos y hable confiadamente con ellos.
- RENUNCIAR A LOS MALOS GESTOS
Además de las palabras de maldad, hay quienes tienen el hábito de mover sus labios o la lengua de tal manera que expresan su estado de ánimo y lo que desean. Un gesto habla más que mil palabras: sacar la lengua, sacudir la lengua hacia todos lados, lamer, hacer ruidos molestos, torcer los labios, chupar, chiflar, soplar, besar, salivar, escupir, atorarse, bostezar, reír, morderse, apretar los labios y mantener silencio… la mayoría de los gestos son imitaciones de los movimientos que hacen los reptiles, y esto demuestra claramente el tipo de espíritu que los inspira (¿Reptilianos? no… me refiero a los hijos de la Serpiente Antigua, el Dragón, Satanás, Demonios.) También se acostumbran muchos gestos de carácter sexual y obsceno.
La persona que sabe que hace gestos con su boca o lengua, debe renunciar a eso y esforzarse en dominar su cuerpo para no practicarlo más, esto requiere mucha oración y la ayuda del Espíritu Santo con poder, hay que clamar mucho y cada vez que suceda, frenarlo, reprenderlo, practicar el dominio propio sobre sí mismo, sujetar el deseo de la carne a la autoridad del Espíritu de Dios. Ejercicio: cargue con usted un espejito y cada vez que se da cuenta que hace un gesto, mírese inmediatamente en el espejo y véase usted mismo lo que hace, así verá cuán vergonzoso y ridículo el diablo hace que usted se comporte ante los demás.
- SANTIFICACIÓN
A medida que la persona avanza en la batalla de vencer los pecados de la lengua, es importante reforzar los recursos espirituales que nos permitan perfeccionar en la santidad, pues Satanás tratará por todos los medios hacer que las cosas sean cada vez más difíciles para que el cristiano no alcance la victoria.
Romanos 6:19: Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia. 6:22: Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.
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